Empresarios, expertos y directivos del sector destacaron el trabajo que vienen haciendo los países de Latinoamérica para lograr una mayor participación de esta fuente en el corto plazo.

En la Cumbre Eólica Latam 2020, varios actores de la industria dieron a conocer expectativas y diagnósticos de la realidad que vive el sector, con puntos en común respecto al entusiasmo que genera el interés creciente de la región en esta fuente renovable, así como el riesgo económico que implica la inversión en muchos países de los países que la integran.
Ramón Fiestas, titular del Comité de Latinoamérica de la Global Wind Energy Council, fue quien abrió la jornada y planteó la necesidad de que los proyectos de desarrollo de la energía eólica cuenten con el apoyo de los Estados en el continente. Señaló que ya existe una gran cantidad de experiencias satisfactorias en varios países y que se observó una marcada evolución de la capacidad instalada en los últimos cinco años, en una actualidad en la que hay “una conciencia pública de que hay que acelerar la transición energética”.
A su vez, Fiestas destacó que más del 50% de la instalación hoy se ubica en Brasil y que Uruguay cubre el 36% de energía eléctrica a partir de la generación vía eólica. También, llamó a “combatir los mitos de los costos y el escepticismo respecto a la idoneidad” de las energías renovables. Según el español, este tipo de fuentes energética encuentran con la pandemia una oportunidad de sumar peso en tiempos en que las formas de producción y consumo están se cuestionan con un mayor énfasis.
Asimismo, se refirió al “potencial de crear empleo y ser una palanca para la recuperación económica” que posee la energía eólica. No obstante, dijo que en el presente latinoamericano este crecimiento se ve demorado por “la falta de programación y continuidad en las licitaciones y los contratos a largo plazo”.
Por otro lado, como parte de uno de los paneles virtuales que se llevaron adelante, las compañías Nordex, Enercon y Vestas se sumaron al espíritu de lo marcado por Ramón Fiestas al hablar de una producción emergente en la región y, como contrapunto, un entorno al que aún le falta dar más señales de seguridad jurídica para atraer a más inversores.
A partir de los testimonios de Marcos Cardaci, Nikolaus Kraus y Alessio Pedicone, directores de ventas de Nordex, Enercon y Vestas, respectivamente, se hizo evidente que si bien existe un interés por los recursos con los que cuenta Argentina –principalmente en la región patagónica–, nuestro país corre por detrás de Brasil, México, Chile y Colombia.
Esos países son los jugadores más importantes en la industria latinoamericana y los tres disertantes coincidieron en que el obstáculo fundamental en la Argentina pasa por la falta de una seguridad jurídica para el arribo de un mayor caudal de inversiones. “Necesitamos saber qué va a pasar dentro de dos años”, sintetizó Kraus. Al margen, quedó claro que el aún escaso desarrollo de la red de transporte es un rasgo común que atraviesa a todos los países.
La hibridación con la energía solar, la inserción de la inteligencia artificial y la producción de hidrógeno “verde” son tres elementos que las compañías tienen en agenda y esperan poder desarrollar a futuro. No ocurre lo mismo con el offshore, ya que consideraron que, teniendo en cuenta el aprovechamiento que se puede hacer de grandes extensiones de tierras en el continente, los desarrollos en el mar siguen en un segundo plano.
“Esperamos cerrar el año con una potencia instalada próxima a los 29.000 MW en la región. Esto significa que se habrán instalado más de 3.000 megavatios, el rango que viene mostrando el mercado en los últimos años y que esperamos ir superando”, dijo Ben Backwell, CEO de Global Wind Energy Council, en una entrevista a Energía Estratégica.