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El plan de la Unión Europea para dejar de depender de la energía rusa antes del 2030

La Comisión Europea presentó un proyecto para renunciar al petróleo, el carbón y el gas ruso durante esta década y reemplazarlo por otras fuentes, con tendencia hacia las renovables.

La Comisión Europea presentó este martes en Estrasburgo, Francia, un esbozo de un plan para “independizar a Europa de los combustibles fósiles rusos mucho antes de 2030”. En concordancia con lo propuesto por el informe de la Agencia Internacional de Energía (AIE), la semana pasada, las medidas prevén el llenado a un 90% de los depósitos de gas europeos antes del 1 de octubre, la acción solidaria de los estados para contribuir a una mejor distribución del recurso y la redistribución de las ganancias extraordinarias de las empresas energéticas entre los ciudadanos. Una parte de la demanda de gas se cubriría con la importación de GNL, algo que impactaría de lleno en la economía argentina ya que se prevé una presión sobre a un mercado de escasa elasticidad.

Al mismo tiempo, muchos estados europeos, partidarios del paradigma neoliberal, llevarán a la práctica una política de regulación de precios a fin de minimizar el impacto de la suba de la  energía “en los consumidores vulnerables”. ”Hoy, la Comisión presenta a los Estados miembros orientación adicional, confirmando la posibilidad de regular los precios en circunstancias excepcionales y estableciendo cómo los Estados miembros pueden redistribuir los ingresos de los altos beneficios del sector energético y el comercio de emisiones a los consumidores”, dice el informe.

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La Comisión prevé trabajar en un nuevo marco regulatorio que sería presentado al Parlamento Europeo en abril próximo para su tratamiento el alcance de un nuevo marco temporal de crisis de ayudas estatales para conceder ayudas a las empresas afectadas por la crisis, en particular aquellos que enfrentan altos costos de energía.

El Plan, denominado REPowerEU buscará diversificar el suministro de gas, acelerar el despliegue de gases renovables y reemplazar el gas en la calefacción y la generación de energía, con el objetivo de reducir en un 70% la dependencia del gas ruso.

La Unión Europea importa el 90% de su consumo de gas, y Rusia proporciona alrededor del 45% de esas importaciones, en niveles variables entre los Estados miembros. Rusia también representa alrededor del 25% de las importaciones de petróleo y el 45% de las importaciones de carbón.

“Debemos independizarnos del petróleo, el carbón y el gas rusos. Simplemente no podemos confiar en un proveedor que nos amenaza explícitamente. Necesitamos actuar ahora para mitigar el impacto del aumento de los precios de la energía, diversificar nuestro suministro de gas para el próximo invierno y acelerar la transición a la energía limpia. Cuanto más rápido cambiemos a las energías renovables y al hidrógeno, combinado con una mayor eficiencia energética, más rápido seremos verdaderamente independientes y dominaremos nuestro sistema energético”, dijo la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen.

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Los especialistas europeos son optimistas en el objetivo de lograr la independencia de los combustibles fósiles rusos antes de 2030. Para ello el plan REPowerEu tendrá como  pilares: diversificar el suministro de gas, a través de mayores importaciones de gas natural licuado (GNL) y el uso de gasoductos de proveedores no rusos. También se prevé el consumo de mayores volúmenes de producción e importación de biometano e hidrógeno renovable, además de reducir más rápidamente el uso de combustibles fósiles en hogares, edificios, industrias y sistemas de energía, apuntando a cumplir con los Acuerdos de París y las normas específicas que la Unión Europea dictó en relación con la prevención del cambio climático.

La propuesta REPowerEU sigue los lineamientos de los 10 puntos propuestos durante la semana pasada por la Agencia Internacional de Energía. La primera medida aconsejada por la AIE es dejar caer los contratos por provisión de gas ruso que vencen a finales de 2022 por unos 15 bcm al año, un 12% del consumo total y diversificar la producción desde países como Noruega o Azerbaiyán completando la cifra con la provisión de GNL.

Con las medidas  buscan eliminar gradualmente el consumo de al menos 155 bcm de uso de gas fósil, que, según la Comisión Europea, equivale al volumen de lo importado desde Rusia en 2021.

Según el Informe de IEA “la Unión Europea importó un promedio de más de 380 millones de metros cúbicos (mcm) por día de gas o alrededor de 140 mil millones de metros cúbicos (bcm) para el conjunto del año. Además, se entregaron alrededor de 15 bcm en forma de gas natural licuado (GNL). El total de 155 bcm importados de Rusia representó alrededor del 45% de las importaciones de gas de la UE en 2021 y casi el 40% de su consumo total de gas.”

Desde ahora la Agencia de la UE para la Cooperación de los Reguladores de la Energía (ACER) trabajará en mecanismos tarifarios alternativos para mantener la electricidad asequible, sin interrumpir el suministro y lograr una mayor inversión en la transición verde.

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La AIE, integrada por la Unión Europea, junto al Reino Unido, Estados Unidos, Australia, China, India y Brasil, entre otros, propuso aumentar en 10 BCM la producción de gas en Noruega y Azerbaiyán y ampliar el suministro de biogás y biometano, acelerando la ejecución de proyectos en el corto plazo.

Según el informe, para lograr que los depósitos de gas logren el llenado del 90% de su capacidad, como lo prevé RePoweEU, Europa necesitará unos 18 bcm de gas adicionales a los importados en 2022. Mientras se pone bajo la lupa la salida de servicio de varios reactores nucleares, capaces de proporcionar energía limpia, se prevé acelerar el uso de energía fotovoltaica y eólica llevándola a unos 100 teravatios-hora (TWh), un 15%  por encima de lo generado en 2021.

Una de las novedades que aparece en los 10 puntos propuestos por la AIE es reemplazar las calderas de gas que actualmente proveen calefacción a edificios por bombas de calor, consideradas energías sostenibles y de bajas emisiones, pero con un alto costo de instalación. Los estados deberían invertir nos 15 millones de euros para apurar esta transición con la que se ahorrarían 2 bcm adicionales.