El ministro de Economía había descartado una suba de un dígito porque afectaría las metas fiscales al disparar los subsidios energéticos.

El fuego amigo que se da en torno a las tarifas, y que tiene como protagonistas al ministro de Economía y al titular del Enargas, parece encontrar un nuevo episodio mediático todas las semanas. Mientras, el tiempo pasa y la toma de una decisión apremia. En esta oportunidad, Federico Bernal, interventor del Enargas, en una entrevista al Cronista, dijo que la actualización de las tarifas de gas está confirmada y será de entre un 6% y un 7% para los usuarios residenciales.
El descongelamiento tarifario se daría a partir de mayo y se enmarca dentro de una primera etapa del plazo renegociación de las tarifas definido el diciembre pasado. “Los cuadros de transición regirán hasta la entrada en vigencia de los cuadros tarifarios definitivos, que son aquellos que surgirán de dicha renegociación, los cuales tendrán validez por un nuevo quinquenio”, aseguró Bernal.
Estos números, señaló, “son los que se ajustan a la instrucción recibida por el Presidente de la Nación de tener tarifas justas, razonables y asequibles; tarifas que contemplen la situación socioeconómica de los argentinos y las argentinas; tarifas con equidad distributiva y sustentabilidad productiva”.
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En concreto, respecto a los porcentajes de aumento que percibirán los usuarios, detalló: “Podemos afirmar que el aumento en la factura final será del orden del 6-7% para residenciales (promedio ponderado) y del orden del 4% para pequeñas y medianas empresas”.
Este panorama deja tres grandes interrogantes de cara al futuro. En primer lugar, si efectivamente éste es el aumento que se dará en la factura, teniendo en cuenta que Martín Guzmán, ministro de Economía, remarcó días atrás que “si las tarifas aumentasen sólo un dígito, no se estaría cumpliendo el Presupuesto”.
Por otra parte, aún no se sabe qué va a suceder con el precio del gas de producción, o sea el gas de boca de pozo, lo que no depende del Enargas –que tiene a cargo la distribución y el transporte del gas– sino en primera instancia de la Secretaría de Energía y, en última, del Ministerio de Economía.
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El tercer y último interrogante es si habrá un segundo aumento de las tarifas en el segundo semestre del año. Por lo pronto, Bernal aseguró que “la nueva tarifa sobre la que se está trabajando y que arranca en mayo en su modalidad de transición no va a poner en peligro al servicio público, y va a poder pagarse”. Y agregó que será así “porque va a adecuarse a los ingresos de las familias argentinas y a su situación económica, como pidió Alberto. Es decir, no va a ser confiscatoria, como fue con Macri”.
Estamos a ya casi un mes de realizada la Audiencia Pública y a dos semanas del inicio de mayo. Si uno se diera el lujo a de jugar a conjeturar qué es lo que pasará en los próximos días en torno a un tema áspero dentro del oficialismo, la continuidad de lo sucedido al momento indica que Guzmán saldrá a insistir, una vez más, en medios, que el aumento tiene que ser mayor a un dígito, porque así lo necesitan las finanzas del país. La pulseada aún no termina, pero cada vez queda menos tela por cortar.